Si se quieren tomar las 10 semanas voluntarias en diferido de las primeras seis semanas obligatorias, se necesita el acuerdo del empleador, cosa que no ocurría con la regulación anterior, lo que inhibe que los padres puedan alternar esas semanas con la madre y así alargar el tiempo de cuidado del bebé en el hogar.

Se obvia la relación asimétrica entre persona empleada y empleador y que los roles de género exigen a los padres estar disponibles para su puesto de trabajo. La opción que les queda para evitar perder la parte voluntaria es tomarla justo a continuación de las seis semanas obligatorias, todo junto, en un mismo periodo, coartando así la libertad de decisión de las familias y perjudicando el interés superior de la criatura.

Se fuerza a ambos progenitores a disfrutar simultáneamente de las 6 primeras semanas obligatorias del permiso, lo que dificulta que se turnen en el cuidado. La imposibilidad de turnarse en el disfrute de estas seis semanas impide alargar el tiempo de cuidado de la criatura en el hogar y fomenta el rol del padre cuidador auxiliar o secundario. Esto lleva a las madres a tener que pedir bajas y excedencias, precarizándolas.

Aunque la Seguridad Social no ofrece datos desagregados por sexo ni sobre la duración del permiso ni sobre el gasto presupuestario -por lo que la evaluación del uso de los permisos no se puede hacer exactamente con los datos oficiales-, el análisis del gasto total y el estudio histórico del presupuesto nos lleva a calcular que:

Esto supone una impresionante aceptación social del nuevo derecho

Sin embargo, en 2021, según datos de la Seguridad Social, los padres se tomaron en un 76% su permiso “del tirón” (las 6 semanas obligatorias y las 10 opcionales todas juntas), de manera simultánea con las madres.

Esto no es un uso mayoritariamente corresponsable de los permisos, lo cual, sin embargo, era uno de los objetivos de la reforma. Este indeseado uso no corresponsable es consecuencia de las trampas de la ley, como la PPIINA pronosticó desde la promulgación del RD 06/2019.

Un periodo prolongado de simultaneidad, en un contexto patriarcal, provoca que los hombres asuman un rol de cuidador auxiliar, en lugar de desempeñar un papel protagonista en el cuidado.